IMAGEN APARTADO INSTALACIONES DE JUEGO
IMG_7478
IMAGEN CIRCULO INSTALACIONES DE JUEGO
IMG_1074
IMG_9234
ANGE 9
IMG_3639

Las Instalaciones de Juego es una propuesta educativa concebida desde la presentación de unos objetos específicos en un espacio transformable inspirado en la estética del arte contemporáneo y una fundamentación psicopedagógica basada en la psicomotricidad relacional y las teorías del desarrollo evolutivo. Este contexto se dispone para favorecer el vínculo afectivo y las relaciones entre un grupo de niñas, niños y un adulto referente que reconoce, acompaña y da sentido a los procesos simbólicos de la infancia, expresados a través del movimiento y las acciones del juego libre en un “lugar de símbolo” como metáfora de vida. En él y a través de las interacciones, se desarrollan procesos compartidos relacionados con la expresión de las emociones, los afectos y cuidados, los deseos, la construcción de la identidad, la toma de conciencia o la elaboración del conocimiento. (Ruiz de Velasco, A. y Abad, J. 2019).

La propuesta de las Instalaciones de Juego se basa en la configuración de contextos de simbolización para la infancia mediante el ordenamiento estético y ofrecimiento de un sistema de objetos investidos de “valor lúdico” por los adultos que acompañan los procesos de vida en relación que se representan en el juego compartido. De esta manera, se favorece una dimensión relacional y simbólica que intenta ir más allá de la mera sensorialidad o la exploración con diferentes materias pues el “símbolo” es una construcción que precisa del encuentro con otros (ya sean los iguales o adultos) para su completo sentido y la configuración de un espacio intersubjetivo en base a un encuadre intencionado y unas triadas de objetos que posibilitan las interacciones o experiencias de relación y que integran los significados generados desde el juego compartido en estos “escenarios de la posibilidad”.

Así, el propósito de las Instalaciones de Juego no es crear “ambientes lúdicos” (nombrados también “artísticos”, “estéticos” o “escenográficos”, por ejemplo, más propios del espacio teatral) sino ofrecer un lugar de símbolo (Ruiz de Velasco y Abad, 2019) para que la infancia pueda expresar y comunicar las acciones que ayudan a desvelar su propio imaginario, pues a través del juego libre aparecen acciones que recrean el deseo de crecer, el valor, el cuidado propio y de otros, la aceptación, el estar y no-estar en la aparición y desaparición de la mirada, etc. En definitiva, son un mediador espacial-representacional del imaginario infantil que propone el tránsito de lo manipulativo, perceptivo o sensorial hacia lo simbólico, narrativo o relacional. Ese imaginario expresado en el juego transforma los objetos y espacios que diluyen sus propiedades objetivas para investirse de intersubjetividad.

Es decir, a través de la lúdica se crea un espacio intersubjetivo y no “privado” en el que es posible compartir las ideas pues pensamos con otros y a través de objetos mediadores desde la esencia de esta propuesta. En este sentido y relacionado con la construcción del espacio intersubjetivo, la configuración del lugar de juego debe ser sencilla sin que por ello pierda su interés y su intención estética original, para que lo que realmente destaque y se valore sea todo lo que en él acontece. Para ello, se propone un fondo bello y seguro el que pueda resaltar la figura (el grupo humano y lo que comparte y comunica a través del juego libre).

La configuración de los espacios de juego y su inmersión simbólica se realiza atendiendo al sentido que éstos transmiten desde la forma en la que son constituidos y ofrecidos. Es decir, de la misma manera que las acciones lúdicas de la infancia expresan significados, también lo hace la disposición de los espacios de juego y las posibilidades de los objetos que se usan para que la propuesta acompañe, tácita y consecuentemente, el hilo del relato que se desarrolla en ellos y a través de ellos.

Los espacios se van diseñando en función de lo que sucede en el transcurso de las sesiones de juego pues se va conformando con la secuencia argumental del relato lúdico, aunque se contemplan de antemano los aspectos que fundamentan nociones materializadas en la organización de los espacios como son el límite, el interior y exterior, el continente, los «vacíos», etc.

El acompañamiento del relato lúdico por parte de los adultos es también muy importante, ya que no solo reconocen las acciones infantiles, sino que interpretan con la palabra el relato del imaginario que la infancia expresa a través de la lúdica, promoviendo la comunicación a través de la escucha atenta. Así, las Instalaciones de Juego son un lugar donde habita la posibilidad de desvelar “quien-soy-con-otros” desde el placer de Ser y aprender en un lugar configurado para la transformación que permite la continua construcción, deconstrucción y reconstrucción del espacio, de los objetos y de cada persona en relación con los demás.

En las Instalaciones de Juego no hay fases estructuradas como “programa”, pero sí hay rituales (no rutinas) que señalan la diferencia o el límite entre la realidad exterior y el lugar propio para la expresión simbólica.

Antes de comenzar, se solicita a las niñas y los niños que observen durante unos instantes el lugar de juego con el fin de que, el inicio de la experiencia sea más significativa desde su “aura estética”. También, a través de esta contemplación previa, se genera el deseo y es posible anticipar el proyecto lúdico en el pensamiento. Por ello es importante que el espacio de juego esté “inacabado”, con huecos, vacíos y silencios para que la infancia pueda tener la oportunidad de participar y “entrar” para narrar su propia historia a través del juego, que también es revivir el proceso de nuestra humanización.

Entendemos el juego como una acción libre, no «productiva» y conectada con la dimensión cultural, simbólica y relacional del ser humano. D. W. Winnicott decía que la diferencia entre el juego que persigue una recompensa y el juego por el juego mismo es que éste último está mucho más cerca de la creación y de lo impredecible, y tiene mayor capacidad para proporcionar una satisfacción profunda. Identificados con esta idea, nos interesa entonces el “play” y no el “game”, pues el juego no debería ser una metodología aplicada de enseñanza-aprendizaje con una finalidad concreta, sino una experiencia extraordinaria y significativa para la infancia y los adultos en el contexto escolar como ensayo para la vida, que tiene sus “raíces” en la emoción y sus “alas” en la diversidad cognitiva, afectiva, social y sensoriomotriz de toda comunidad educativa.

Esta metáfora relacional expresa que el concepto nace del afecto y el aprender con, desde y a través de otros solo tiene pleno sentido cuando las biologías y las biografías se conectan en la vida lúdica. En este sentido, la infancia no aprende a jugar, sino que juega a aprender. Y no es lo mismo aprender jugando que jugar aprendiendo. Así, su elección define una opción o filosofía educativa diferente, ya que aprender jugando es algo dado desde el exterior, mientras que jugar aprendiendo es una necesidad que nace desde el interior de cada ser humano. Creemos pues que solo de esta manera es posible significar el mundo y, como consecuencia, el aprender a Ser-con-otros. El espacio de juego y, por tanto, de aprendizajes y relaciones, resulta fundamental como ámbito para la experiencia lúdica compartida, pero siempre será solo el “telón de fondo” para que brille la figura de la infancia, acompañada por los adultos vinculares.

Y es muy importante matizar que el llamado “tercer educador” (el espacio educativo) nunca podrá sustituir al primero y segundo que es el ámbito corporal, psíquico y relacional del yo y el tú que convoca al nosotros. El contexto de juego se convierte así en “lugar de símbolo” donde todo es posible, a diferencia de lo que sucede en el mundo real. Sabemos, además, que es una zona intermedia configurada desde una determinada propuesta estética (y ética) que entiende la belleza como transmisora de valores y cultura en el ámbito de la escuela.

Y para ello, proponemos que los espacios de juego sean investidos y configurados con especial esmero, sin ornamentos innecesarios y sin una sobreestimulación que impida la expresión del imaginario infantil cuando todo está ya “lleno” por la intervención o expectativa de los adultos. En estos “lugares de relato”, las niñas y los niños tienen la oportunidad de desvelar juntos el quien soy nosotros. Pues tienen el mismo efecto que un cuento o una narración, pero construido por ellos y ellas con objetos próximos que (re)conocen, al mismo tiempo que imaginan lo aún lejano y desconocido. Es decir, ser yo y otros yoes posibles. El juego no es entonces un fin, sino un sin-fin en la reivindicación de la sencillez y cercanía que predispone al aprendizaje de manera natural y placentera.

Así, en el juego de la infancia (como ya hiciera el ser humano a través de los mitos), emergen las preguntas sobre el sentido del mundo, que es el nuestro propio en relación. Porque desde la lúdica, el humor y la libertad para jugar libremente, los niños y niñas pueden reconocer y dar sentido a sus inquietudes, temores, deseos o emociones. Y esa identidad-alteridad surge de manera maravillosa en las instalaciones de juego.

La oportunidad de poner en práctica este trabajo en diferentes momentos a lo largo del tiempo nos ha llevado a repensar en varias ocasiones su sentido, como sucede en cualquier propuesta basada en las relaciones que surgen entre las personas. Intentamos entonces clarificar las dudas y compartir los descubrimientos que aprendemos gracias al encuentro con la infancia que juega y que nos ayuda a recuperar la memoria de la curiosidad, el disfrute y la sorpresa.

¿Qué diferencia hay entre una Instalación de Juego y una artística?

La diferencia entre una Instalación artística y una Instalación de Juego en el ámbito educativo es que la primera no está pensada para ser transformada por las niñas y los niños (como sucede en los espacios expositivos y culturales), mientras que, en la segunda, es su pleno sentido. Y así surgió originariamente como integración del planteamiento de la Práctica Psicomotriz, inspirada a su vez en las ideas de Winnicott sobre el desarrollo emocional de la infancia y las instalaciones del arte contemporáneo. En este contexto (Instalaciones de Juego), la infancia tiene la oportunidad de tomar conciencia y hacer “pensables” sus propias acciones con la presencia de un adulto que acompaña y da sentido. Así, el lugar del símbolo es el juego de la vida y la vida es juego.

También creemos que existe una clara diferencia entre “arte” y “artístico” pues no es lo mismo el nombre que el adjetivo, es decir, el concepto y su cualidad. Por ello, las Instalaciones de arte las realizan los artistas en exposiciones, museos y centros de arte y es necesario tener una formación o recorrido. Y no siempre (casi nunca) se permite su transformación o alteración desde el proyecto inicial nacido desde la voluntad del autor. Así, una Instalación artística es un espacio simbólico con un mensaje intencionado que organiza y genera sentido a la constelación del tiempo-espacio-objetos-cuerpo-palabra.

Las Instalaciones de Juego se realizan de manera comunitaria en la escuela o contextos socioeducativos por educadoras y educadores y es un formato pedagógico configurado y pensado para el juego libre de la infancia acompañada que se integra desde la acción y no solo desde la contemplación. Y, sobre todo, son un lugar de relato que posibilita que la infancia sea consciente de sus capacidades de transformación en un espacio compartido como metáfora de vida para cuidar y ser cuidado por los iguales y el adulto.

¿Es necesario que exista la referencia de un artista contemporáneo?

Rotundamente no. Si bien es cierto que en un principio sugerimos la “inspiración” de la obra de un artista-con-nuestro-tiempo como iniciación o apoyo, la reflexión actual nos lleva a desaconsejar ya esta práctica pues la referencia del artista diluye la idea principal de las Instalaciones de Juego. Su adaptación o mímesis para la configuración del espacio lúdico, por un lado, puede desvirtuar el sentido de la obra original con interpretaciones basadas en “hacer como” (entonces el espacio ya no es neutro pues siempre habrá la intención de que se parezca lo más posible al trabajo del artista). Y por otro, la referencia cultural adulta ya está presente en la elección y disposición de los objetos, intentando evitar que su proyecto sea excesivo o muy elaborado pues “empuja” fuera a la cultura lúdica de la infancia que debe ser realmente la protagonista y más visible que cualquier obra de arte, gracias al “fondo” estable de los afectos, el reconocimiento y el encuentro.

Sugerimos que la Instalación de Juego no sea excesivamente descriptiva, pues la infancia no necesita de espacios ya “nombrados” de antemano por los adultos (sean obras de arte o no), sino la oportunidad de poder contar su propia historia en un “lugar en blanco” que pueda reescribir una y otra vez para desvelar el ¿quién-soy-nosotros? y el ¿quién-somos-yo?, preguntas quizás diferenciadoras en relación a propuestas parecidas que se basan más en lo exploratorio y en el descubrimiento más que en el sentido de Ser juntos.

. Una Instalación de Juego se configura para el juego de la infancia y una Instalación Artística en la escuela no se dispone (habitualmente) para el juego sino para la contemplación y compartir una información o celebración con toda la comunidad educativa.

. Una Instalación de Juego se transforma radicalmente a través del juego y una Instalación Artística en la escuela no necesariamente se transforma o se dispone para la participación.

Una Instalación de Juego se dispone para un tiempo concreto (un día elegido y su continuidad en las siguientes sesiones) y una Instalación Artística en la escuela se realiza para un tiempo más largo (dependiendo del motivo).

. Una Instalación de Juego posee unos objetos bien definidos o determinados desde la propuesta revisada y una Instalación Artística en la escuela utiliza cualquier objeto dependiendo del tema dado o sugerido.

. Una Instalación de Juego no tiene nunca un tema concreto y una Instalación Artística en la escuela suele ser temática dependiendo de la celebración o visibilidad de un día especial.

. Una Instalación de Juego no se inspira en la obra concreta de un artista contemporáneo y una Instalación Artística en la escuela sí se suele inspirar en la obra de un artista por su estética y por los materiales o disposición de los objetos en el espacio escolar.

La delimitación y configuración del lugar de juego se define mediante una geometría sencilla (sistemas de orden) de forma circular, cuadrada-rectangular y triangular o con estructura de espiral y cruce.

Así, el círculo o “mandala”, expresa simbólicamente la protección, la madre, la casa, la unidad, la reunión, la igualdad o la perfección (el símbolo del sí mismo). Es una forma inclusiva que evoca la interioridad y expresa el mismo valor de todas las personas sin una jerarquía (como la tabla redonda).

El cuadrado o rectángulo representa el orden (los cuatro puntos cardinales o elementos de la naturaleza), el equilibrio, la seguridad y la estabilidad. Y el triángulo, desde una simbología triádica expresa la apertura al mundo y la seguridad de una base que apunta con un vértice a lo posible.

La espiral que constituye en su estructura una delimitación en sí misma y simboliza crecimiento, evolución, desarrollo, extensión, rotación, progreso o expansión. Así, esta forma arquetípica expresa y asegura la permanencia del ser y el cambio experimentado a lo largo del tiempo: somos los mismos y también diferentes. Es también la metáfora del camino que se recorre “de la tierra al cielo”, como indican los tableros del juego de la oca o algunos trazados de la rayuela, y una de las formas más extendidas en la naturaleza como los remolinos dinámicos que envuelven como las alas del aire y nos devuelven a las raíces del suelo.

los cruces como encrucijadas, intersecciones de caminos, desplazamientos, puntos de encuentros y de reunión, o de partidas y despedidas. No tienen una delimitación concreta como el círculo o el cuadrado, pero el propio diseño marca recorridos disponibles para ser utilizados en su sentido original o para ser transformados completamente atendiendo a usos diferentes.

En definitiva, la estructura elegida para configurar el espacio de una Instalación de Juego debe atender tanto la horizontalidad que expresa la idea de extensión, seguridad, conquista o territorialidad, como la verticalidad que representa el crecimiento, el equilibrio o la elevación.

Entonces, si el círculo expresa simbólicamente una contención, la línea es un camino que invita al desplazamiento (alejarse-acercarse de un punto o de un centro), la torre proyecta la verticalidad a través del deseo de crecer o la encrucijada es el recorrido hacia el encuentro con otros, en todas estas maneras posibles de enmarcar los límites del lugar de juego (impermeables o porosos, opacos o transparentes, efímeros o permanentes) existe una relación vinculante entre cuerpo y espacio.

En resumen, la forma del lugar de juego (ya sea cancha, pista, “playground”, arenero, patio, tablero o cualquier lugar marcado en el suelo) en su configuración y simbología representan un lugar imaginario donde todo es posible en el abandono a la acción lúdica para sentirse parte y pertenecer desde “dentro” y no estar” fuera de juego”.

Entonces, los límites ya referidos en una Instalación de Juego (ya sea círculo, cuadrado-rectángulo, triángulo-espiral o cruce) se hacen necesarios como marco segurizante para “encuadrar” el juego de la infancia pues permite la entrega descuidada e intensa al acontecimiento lúdico que se construye desde la norma explicita en el “antes” del juego (las reglas) y en el permiso tácito del “durante” el juego (la deriva lúdica).

¿Cuáles son los objetos de las Instalaciones de Juego?

Durante años hemos “chequeado” muchos materiales y objetos para pensar la mejor posible configuración de las Instalaciones de Juego. Por ello, proponemos que las triadas contengan combinaciones de objetos culturales (aquellos que transmiten y contienen una idea, remiten al hogar y al cuidado y, sobre todo, están significados e investidos por el adulto pues a la infancia no le interesa solo el objeto, sino el significado que posee y le otorga el adulto). Se favorece con ellos la posibilidad de establecer «atenciones conjuntas» mediante las relaciones triádicas (adulto-criatura-objeto y criatura-objeto-criatura). Y son, además, objetos lúdicos que permiten diferentes transformaciones y son “polisémicos” en sus posibilidades de evocación o simbolización.

No deben ser “objetos didácticos” o estructurados, materias o materiales de desecho y reciclaje por la razón anteriormente comentada en su intencionalidad y significatividad. Desaconsejamos también los objetos naturales ya que su uso debe hacerse mejor en su propio contexto (patio, jardín, parque o bosque). Es decir, no todos los objetos “valen” aunque sean un regalo pues el proyecto pedagógico no debería estar supeditado al azar del objeto encontrado, sino pensado por los adultos y deseado por las niñas y los niños.

Por ello proponemos que el listado de objetos sea muy reducido porque no se pretende una diversificación para que prime sobre la simbolización y la relación. Este es el universo objetual de una Instalación de Juego:

. Los flotadores: admiten el apilamiento o construcción vertical y su colocación horizontal para delimitar espacios. El interior, posibilita habitar el objeto creando un espacio de intimidad, bienestar y conciencia del si-mismo para contener el propio yo.

. Las cortinas configuran espacios verticales y su sentido es evocar la idea de “bosque” como lugar de ocultamiento o refugio, y como tal, transmisor de emociones intensas relacionadas con el miedo, el abandono, la aventura, la independencia, la valentía, etc.

. Las alfombrillas son un material flexible que sirve para delimitar espacios, y por tanto, las acciones relacionadas con recorridos o desplazamientos pues invitan a seguir un camino en línea recta, dar vueltas alrededor o dirigirse hacia un lugar determinado.

. Las toallas permiten ser dobladas, lo que facilita que enmarcar con ellas los lugares de juego. Como las telas, promueven juegos de ocultamiento y evocan el entorno familiar asociado al cuidado, como metáfora de envoltura, que moviliza el imaginario.

. Las cajas sugieren acciones de construcción, destrucción y reconstrucción que suscitan expresiones simbólicas relativas a lo que se oculta y desvela, acerca del significante como objeto y del significado de lo que puede albergar en su interior, tanto real como imaginario. El valor simbólico no está en su contenido, sino en la posibilidad de contener.

. Los vasos flexibles permiten ser apilados y realizar también diferentes transformaciones imaginarias y usos ergonómicos. Permiten la construcción apilable para realizar grandes o altas verticales y la construcción de objetos simbólicos.

. Las esponjas posibilitan acciones y juegos asociados a la manifestación del cuidado y al afecto como expresiones conscientes relacionadas con el ocuparse de otro. Así, mutan su sentido y pasan de ser elementos para construir, a ser suave objeto que evoca imágenes de vínculos y construcción de límites permeables.

. La pelota es un buen objeto elegido por sus posibilidades de lanzamiento, recorrido o intercambio. Es mediador de la comunicación en el juego de la alternancia y la espera pues su rodar define un movimiento de vaivén entre el emisor y el receptor.

Todos son objetos que permiten elevar y elevarse, amontonar y amontonarse, lanzar y lanzarse, construir y construirse, destruir y “destruirse”, etc. Y sin olvidar que el propio cuerpo es también un objeto de juego. La revisión actual de la propuesta va más allá de la conversación de triadas de objetos por diferentes tamaños, formas y colores (objetos neutros o no-color, etc.). Proponemos la configuración del espacio con la alternancia y combinaciones de un objeto que:

  • Sea apilable, que permita la construcción vertical y horizontal (cajas, esponjas, vasos, etc.). Así como la evocación de espacios con nombre: coches, casas, camas, etc.
  • Sugiera la envoltura y calma para la intimidad, el ensimismamiento o el si-mismo (flotadores o cojines, toallas o telas pequeñas). Es decir, un territorio del yo.
  • Posibilite el cuidado de uno mismo y de otros (esponja, toallas, etc.).
  • Permita el escondite o “desaparición”, el estar y no-estar (cortinas, etc.).
  • Contenga la idea de proyección o lanzamiento (pelotas, esponjas).
  • Proponga territorios del nosotros para compartir: alfombrillas y toallas.
  • Ofrezca diferentes transformaciones simbólicas para convertirse en algo (extensión del poder o valor como un bastón o espada simbólica) o para ser
  • Contenga a otro en la posibilidad del lleno y el vacío para contener y contenerse o para el continente y el contenido. La caja guarda una esponja, por ejemplo.

 ¿Y solo con esos objetos es posible realizar Instalaciones de Juego diversas y creativas?

Las Instalaciones de Juego no pretenden ser creativas pues son las niñas y niños quienes pueden y deben serlo. El proyecto del adulto no debería nunca “ocultar” o interferir el de la infancia al intentar realizar un espacio lúdico intencionadamente bonito o artístico. La creatividad del adulto acompañante es el reconocimiento de la creatividad de otros y solo así se favorece la aparición de la creación simbólica y el imaginario infantil.

Tendríamos que preguntarnos, con sinceridad, para quien son las Instalaciones pues a veces puede parecer que es para internet o las familias, ya que la infancia no necesita de la complejidad de esos espacios donde no tiene cabida al estar ya “llenos” sin ella.

Además, la “rotación” de los mismos objetos en distintos espacios de juego, ofrece la necesaria seguridad que no aporta la novedad o el uso de cualquier material por muy interesante o innovador que pueda parecer. En esa combinación o permutación de objetos y la manera de situarlos, las posibilidades ya son infinitas y no es necesario introducir otras variables (cuando un objeto desaparece por su “desgaste”, entra otro nuevo que mantiene la triada).

Asimismo, son objetos que remiten a un contexto cercano o familiar, sencillos, atractivos, versátiles y de función múltiple. En este “triálogo”, cada objeto transforma a otro por ser continente o ser contenido, por permitir ser llenado o vaciado, por posibilitar la construcción vertical y el apilamiento, o por remitir a la corporalidad y a la envoltura. No se contempla un “objeto de trasvase” pues el mejor envase posible para hacer esta acción será siempre la mano de la infancia.

¿Es necesario cambiar o renovar en cada sesión la Instalación de Juego?

Mejor no. A las niñas y los niños no solo les gusta, sino que necesitan la seguridad y la permanencia. Cambiar o renovar de manera continuada los objetos de una Instalación de Juego conlleva un innecesario estrés (para la infancia y para el equipo educativo) que debe ser evitado. Desde nuestra investigación, la creación simbólica no surge desde la novedad y la experimentación, sino desde la calma afectiva y la calidad de las relaciones.

Es preferible que en ese sistema objetual de triadas (tres objetos cada vez) haya una renovación de uno solo y mejor aún, el cambio reside en la colocación o disposición de diferentes combinaciones de los mismos objetos en formas geométricas o mandalas como sistemas de orden. Es decir, algo que cambia y algo que permanece (raíces y alas).

 ¿Por qué no se usan materias en las Instalaciones de Juego?

Desde nuestra experiencia, materias como arena, confeti, serrín, papel triturado, etc. favorecen la exploración sensorial más que la representación simbólica. Por ello, no tiene sentido que un contexto pensado para el juego simbólico esté configurado con elementos que promueven la sensorialidad. Los objetos, además, poseen la cualidad de la consistencia y “permanencia” (que no tienen las materias), que cumple la función de dar seguridad a la infancia como medio para recrear y sustituir simbólicamente a sus figuras “primarias” de vínculo, referentes de estabilidad y confianza.

Y es poco práctica la recogida del espacio de juego cuando se llena de estas materias pues se expanden en el espacio, lo que dificulta su recogida o limpieza. Además, se deterioran tanto que son solo de un “uso” y no es muy sostenible su utilización por lo que se prefieren los objetos más duraderos.

¿Cuál es el rol del adulto en las Instalaciones de Juego?

Conviene detenernos más en este apartado porque son varias las ocasiones en las que nos preguntan especialmente por este rol. En primer lugar, es fundamental para hacer este trabajo conocer la teoría del desarrollo emocional que comprende la historia de las relaciones del niño con su ambiente. Recomendamos tomar como referencia las ideas de la psicología analítica en general y las de D. W. Winnicott en particular. Su interés radica en que las acciones que la infancia realiza en estos contextos de juego reflejan los conflictos propios (y naturales) en su desarrollo, su entorno o en la situación social.

Otra cuestión importante es que este rol es original en cada persona, ya que el adulto se sitúa en el contexto de juego según su manera de ser, no solo como “teórico” (aunque sí conociendo bien la fundamentación teórica del trabajo), por lo que su actitud y disposición ante las relaciones que se establecen a través del juego ha de ser propia de cada uno. Es un trabajo que no puede “copiarse”, porque jugamos como somos. Sin olvidar que nuestro juego no se sitúa a la altura del juego de la infancia, sino en un “segundo plano” de espera y respuesta a sus necesidades. El adulto no es un jugador más, es un acompañante al servicio de lo que va aconteciendo en el acto de jugar.

Es fundamental, entonces saber que lo esencial no es el juego en sí, sino el hecho de jugar como medio para establecer contacto con la infancia y obtener la confianza que nos permita acompañar la gestión de sus procesos emocionales, expresados a través de los lenguajes simbólicos. Por tanto, es prioritario crear un ambiente de estabilidad, seguridad, confianza, libertad y sentido del humor, necesario para “abrirse” al otro en el marco de un grupo estable de encuentros habituales. Consiguiendo que los niños y niñas tengan la sensación de ser escuchados, atendidos y comprendidos en sus necesidades más profundas, para tener así la libertad de comunicarlas.

El adulto así acompaña a la infancia en el lugar donde se desarrolla el juego para favorecer aspectos como:

  • El establecimiento de relaciones.
  • La construcción de significados a través de la atención conjunta.
  • La escucha activa que promueve la comunicación.
  • La convivencia y relaciones sociales del grupo.
  • El desarrollo afectivo.
  • La construcción de la identidad.
  • El desarrollo físico y motor
  • El movimiento global.
  • Los procesos de creación simbólica.

Y si hubiera más de un adulto en el espacio, puede convertirse en un “objeto de juego” (o cuerpo disponible) cuando la infancia lo solicita y necesita para su relato lúdico: imaginemos, por ejemplo, que le “invitan” a cuidarle como si fuera un bebé, intercambiando así los roles habituales.

La educadora o educador, como acompañantes del juego, posibilitan el crecimiento de la infancia en estos lugares de símbolo, cultura y palabra pues no hay evolución del pensamiento infantil sin un adulto próximo y no existe aprendizaje sin su representación compartida.

Pero en muchos blogs y webs se encuentra la recomendación de que “el adulto no debe intervenir, pero si mantener una actitud de observación para detectar motivaciones, necesidades y avances”. Aunque no es incorrecto, si creemos que es incompleto pues aparte de la observación (que no detección), el adulto ofrece presencia y permanencia, mediando si hiciera falta en el conflicto de manera respetuosa y no invasiva.

Es un escuchante y hace de memoria colectiva, subrayando y dando altavoz a las “ideas” que se proponen y que muchas veces “desaparecen” en el rumor del juego. En definitiva, el adulto no sobra o debe estar “fuera” del juego, sino que es fundamental para significar las acciones desde “dentro”, leyendo entre líneas para que no pasen así desapercibidas, dando “forma” así a los pensamientos y sentimientos de la infancia, tratando de interpretar su imaginario.

¿Por qué el nombre de Instalaciones de Juego y no otro?

Son diferentes las denominaciones con las que la misma propuesta o similares aparecen ahora en internet: Instalaciones artísticas, Instalaciones de Juego y experimentación, escenarios lúdicos o estéticos, ambientes o escenografías de juego y aprendizaje, espacios de juego y experimentación, ámbitos o territorios lúdicos, arquitecturas efímeras, instalaciones artísticas-educativas-creativas, “provocaciones”, atmósferas de juego y aprendizaje lúdico, talleres o espacios sensoriales de juego, entre otras muchas.

Con la mejor intención de unificar la propuesta en una denominación que identifique tantas versiones o acepciones, proponemos el nombre de Instalaciones de Juego pues consideramos que en este binomio de ideas reside su esencia originaria, tal y como fue concebida. Es decir, la palabra “instalación” ya hace una referencia implícita a la dimensión artística (la estética contemporánea, el diseño y los aspectos formales o materiales) y la palabra “juego” se refiere explícitamente a la dimensión pedagógica (la ética, los valores y las actitudes, los aprendizajes y las relaciones). Unidas en un mismo significado posibilitan un lugar de símbolo en el que la infancia puede expresar su imaginario y darle un sentido a través de la comunicación establecida desde el juego. Desvelar la parte inconsciente que permanece latente en nuestro interior es conectar ese mundo interno con la realidad exterior, para integrar nuestro pensamiento en esa realidad.

Además, y en nuestro contexto educativo, el término de «instalación» no significa realmente instalar, situar o colocar algo, sino investir pues se refiere más a los sujetos que a los objetos. Es decir, cuando decimos a alguien que se «instale», le invitamos a sentirse en bienestar. Del mismo modo, las palabras “escenarios” o “escenografías”, no son realmente del ámbito pedagógico sino del teatral y subrayan una separación entre actuantes y expectantes (arriba-abajo). La puesta en escena de esta distancia no permite una verdadera relación en horizontalidad y encuentro como si existe en las Instalaciones de Juego pues “actuación” no es lo mismo que acción. Así, las palabras son importantes como forma de identificar, definir y singularizar, pero evitando quizás ese “naming” innecesario que no ofrece diversificación en su interpretación, sino confusión.

¿Qué no es una Instalación de Juego?

Desde nuestra experiencia como docentes, a veces resulta más sencillo y clarificador ofrecer una referencia de lo que no es y por ello, creemos que las instalaciones de juego no son un “método” o “herramienta” y no deberían ser una instrumentalización para el aprendizaje de contenidos en unidades didácticas (U.D.) o programas de intervención. Tampoco un “plató” de fotografía para alimentar los tableros de Pinterest y mucho menos una decoración o puesta en escena para celebraciones, festividades y eventos de las escuelas por cualquier motivo o tema (estaciones del año, Carnavales, Navidad o cumpleaños). Y no es un rincón o taller de experimentación artística o exploración creativa para “despertar la curiosidad y dar rienda suelta a la libertad e imaginación”.

Por ello, aconsejamos que no se utilicen efectos, proyecciones, música o sonidos que no sean los propios del juego como son el roce de los objetos, las palabras del adulto o las risas y exclamaciones de las niñas y los niños. Y las Instalaciones de Juego tampoco son “piezas sueltas” pues la acción más creativa es “jugar con nada” (como decía el escultor Jorge Oteiza). Es cierto que las variables de los entornos-contextos-ambientes favorecen los procesos creativos, pero quizás la abundancia de objetos no permite el juego desde esa carencia y evocación de la ausencia necesaria para que aparezca la pura creación simbólica. Y ya sabemos que la infancia crea desde lo que le falta, no lo que ya tiene.

¡Absolutamente NO es una “provocación”!

Esta denominación actualmente de moda se está equiparando a las instalaciones y nos manifestamos en absoluto desacuerdo. Creemos firmemente que las palabras son muy importantes tanto por lo que se entiende como lo que se nombra con ellas, ya que a través de cada término existe un mensaje educativo que “historiza” aquel o aquello a lo que otorgamos nombre propio (como a nuestros hijos). Y al renombrarlo se desvirtúa pues falta la etiología que otorga el sentido. Las palabras no son “etiquetas” sino la representación de nuestros pensamientos en los que depositamos creencias y valores.

Por tanto, “provocar” es un término que en la pedagogía contemporánea debería estar ya denostado y cuestionado. Es mucho más amable y sutil la invitación que la acción provocadora que las niñas y niños no necesitan y si, el acompañamiento, la sugerencia de la palabra, la mirada y el gesto. Provocar es manipular, agitar, invadir, condicionar, estimular desde fuera y no permitir el deseo endógeno que es solo decisión y autonomía de la infancia. El derecho a la inacción desaparece cuando un adulto considera que la actividad continua y “provocada” del hacer forma parte de su acción educativa. Quizás las palabras explican y nos explican, y, por tanto, no es una cuestión de gusto sino de respeto a su sentido pues necesitamos ese “puerto” permanente al que poder regresar.

¿Las Instalaciones de Juego pueden tener contenidos de aprendizaje?

No deberían ser “temáticas” pues entonces existe un objetivo o intención pedagógica que desvirtúa su sentido originario e imaginario. La infancia debe nombrar y renombrar el espacio neutro en su proyecto de juego y no existen pues Instalaciones de Juego abiertas o cerradas, abstractas o concretas. Y menos aún que exijan que las niñas y los niños se disfracen de colores o profesiones, por ejemplo.

Así, aprender formas y colores, “trabajar” habilidades y capacidades de la motricidad fina o gruesa ya se dan por seguras en estos lugares de juego o encuadre estable en el que proyectan su mundo interno y viven el tránsito entre lo real y lo imaginario (el adulto propone, pero es realmente la infancia quien dispone). Es decir, no aprenden contenidos, sino que comparten sentidos.

¿Se puede incluir la música en una Instalación de Juego?

Pensamos que la mejor “música” posible es siempre el sonido que nace del propio juego como coreografía espontánea. El ambiente o paisaje sonoro ya está incluido y presente en el movimiento, la voz y el “ruido” de los objetos que forman parte de un “todo”.

Así, la calma y el silencio también suceden en las Instalaciones de Juego pues tras la inercia de los primeros momentos, las niñas y los niños susurran palabras y exclamaciones que de otro modo quedarían ocultas o diluidas en el ambiente y es importante escucharlas para así poder reconocer y entender mejor cada situación que el juego habla y nos dice. Es decir, la evocación de la ausencia necesita de un “blanco” que no es realmente el vacío, sino la posibilidad de la presencia que abre la puerta a otros mundos (y sonidos).

Resumen de ideas de la propuesta de Instalaciones de Juego PDF

Presentación Power Point en formato PDF que contiene un resumen de ideas sobre la propuesta de las Instalaciones de Juego.

La atención conjunta en las Instalaciones de Juego

Resumen

El presente estudio tiene como objetivo mostrar el desarrollo de los procesos de atención conjunta en las Instalaciones de Juego, un contexto creado como espacio intersubjetivo de relación que ofrece unos objetos en un espacio transformable inspirado en la estética del arte contemporáneo y una fundamentación psicopedagógica que comprende la historia de las relaciones de la infancia con su ambiente. Autores como Moore y Dunham (1995) generalizan el uso de la expresión “atención conjunta” y Michael Tomasello (2007) se refiere a ella como una conducta de carácter triádico en el sentido de que implica la coordinación de las interacciones entre el infante, los objetos y las personas. Este trabajo se interesa especialmente por el desarrollo cultural de la infancia desde los procesos de atención conjunta, la funcionalidad de los objetos y la intersubjetividad de los símbolos, compartidos y acompañados en los contextos de las Instalaciones de Juego. El resultado se expone mediante diferentes “relatos de juego” (desde una propuesta de metodología de investigación narrativa) que son documentados visualmente y narrados a través de las acciones y relaciones observadas y reconocidas en un grupo de niñas y niños de 12-24 meses y otro de 24-36 meses en el ámbito del primer ciclo de la escuela infantil, un contexto favorable para promover las escenas atencionales conjuntas, como forma de hacerlas extensibles más allá del ambiente familiar donde habitualmente se establecen por primera vez.

Palabras clave: Instalaciones de Juego, atención conjunta, intersubjetividad, símbolo, primera infancia.

Revista: Arteterapia: Papeles de Arteterapia y Educación Artística para la Inclusión Social, 19, 2024. PDF

Documentación pedagógica e investigación etnográfica de la creación simbólica de la infancia en las Instalaciones de Juego

Resumen

El presente estudio pretende mostrar procesos de la documentación pedagógica en el contexto escolar (0-6 años) a través de una investigación basada en imágenes o Etnografía Visual que narra y significa el relato de las acciones infantiles y los imaginarios expresados en el juego compartido. Además, en el enfoque metodológico empleado se ha adoptado el modelo de investigación-acción, favoreciendo la participación de la comunidad educativa implicada en el proyecto desde la propuesta originaria de las Instalaciones de Juego, lugar de encuentro y relación en el que la infancia tiene la oportunidad de expresar su imaginario simbólico en un contexto confiable donde sentirse acompañada y reconocida por la comunidad de referencia.

Así, las Instalaciones de Juego es una propuesta educativa concebida desde la presentación estética e intencional de unos objetos específicos en un espacio transformable como “lugar de símbolo” que se dispone para favorecer las relaciones entre un grupo estable de niñas, niños y los adultos referentes (tutora de aula, psicomotricista y documentador) que dan sentido a los procesos simbólicos de la infancia, acogiendo las expresiones emocionales y favoreciendo el desarrollo de la creación simbólica. Se posibilita así ofrecer visibilidad a la escuela infantil como lugar singular de “cruce de biografías” que genera sentido de pertenencia y valor del cuidado.

Palabras clave: Cultura infantil, Instalaciones de Juego, etnografía visual, procesos simbólicos, investigación-acción.

Revista: RELAdEI, Revista Latinoamericana de Educación infantil, 12, 2024 PDF

Las Instalaciones de Juego como espacio intersubjetivo de relación

Resumen

Las Instalaciones de Juego es una propuesta educativa concebida desde la configuración de un contexto de relaciones que ofrece unos objetos para favorecer específicamente la creación simbólica en un espacio transformable inspirado en la estética del arte contemporáneo, y una fundamentación psicopedagógica basada en la teoría del desarrollo emocional de autores como Donald Winnicott y Melanie Klein, que comprende la historia de las relaciones de la infancia con su ambiente.
El contexto de las Instalaciones de Juego es un espacio intersubjetivo de relación que se plantea como lugar común de intercambios y comunicación entre un grupo de iguales y un adulto acompañante, que reconoce y da sentido al imaginario simbólico de la infancia expresado a través del juego espontáneo. En él y a través de la multiplicidad de posibles interacciones, se desarrollan procesos activos relacionados con la expresión de las emociones, los afectos y cuidados, los deseos, la percepción de la realidad, la toma de conciencia o la elaboración del conocimiento. En el presente artículo se expone el sentido de dicha propuesta y diferentes “relatos de juego” (desde una metodología de investigación narrativa) observados y narrados a través
de las acciones y relaciones de un grupo de niñas y niños de 2-3 años en el marco del primer ciclo de la escuela infantil.

Palabras clave: Instalaciones de Juego, intersubjetividad, imaginario simbólico, relación, relatos.

Revista: Arteterapia: Papeles de Arteterapia y Educación Artística para la Inclusión Social, 18, 2023. PDF

Las Instalaciones de Juego: una mirada retrospectiva

Resumen

Celebramos ya 20 años del origen de la propuesta de las Instalaciones de Juego que ha tenido gran desarrollo y acogida en las escuelas infantiles y diferentes espacios educativos. Aun siendo renombrada de diferentes maneras, mantiene su intención inicial de ser un «lugar de símbolo» para compartir la experiencia de Ser juntos a través de la lúdica.

Revista: Infancia, educar 0-6, 198, marzo-abril 2023. PDF

Las Instalaciones de Juego como Escultura Social: experiencia comunitaria en una visita-taller al Museo del Prado de Madrid.

 Resumen

El sentido de la Escultura Social, como “concepto ampliado” del arte, implica la acción y la participación de un colectivo en un lugar significado e investido de valor simbólico a través de las interrelaciones y el intercambio. Así, se genera una experiencia singular por parte de una comunidad interpretante que ofrece un testimonio de cómo habitar juntos el espacio como metáfora de vida en relación.

Se ofrece a continuación el relato visual-textual de una performance didáctica que sucede en el museo del Prado de Madrid y que se manifiesta a través de la lúdica como manera de compartir todo lo extraordinario que acontece en un encuentro intergeneracional entre niñas y niños acompañados de sus familias tras la visita a la sala que alberga las pinturas de El Bosco y, en concreto, el tríptico de “El jardín de las delicias” (1500-1505). En el taller del museo se dispone y propone después una Instalación de Juego inspirada en las diferentes narrativas y figuras de la obra para ser recreada por el grupo participante.

Desde el sentido lúdico de la propuesta, que implica la construcción de diferentes relaciones y vínculos entre cuerpo-pensamiento-palabra-objeto-acción, se favorece una conciencia de la capacidad de transformación del lugar de juego y, por tanto, del tránsito del imaginario colectivo al contexto real o externo al juego.

Palabras clave: Escultura Social, Instalaciones de Juego, Etnografía Visual, Procesos Simbólicos, Arte Contemporáneo.

Revista: Invisibilidades: Revista Ibero-Americana de Investigación en Educación, Cultura y Artes, EDICIÓN ESPECIAL: Arte como Escultura Social, n. 15, septiembre 21: 96-105 (2021). PDF

Objetos y creación simbólica en las Instalaciones de Juego.

 Resumen

El trabajo que se expone en este estudio es el resultado de una investigación realizada con un grupo de niñas y niños de 2-3 años en una escuela infantil de Madrid, España. El contexto donde se sitúa la acción lúdica son las Instalaciones de Juego, una propuesta educativa concebida en el diálogo entre la estética del arte contemporáneo y una funda­mentación psicopedagógica basada en el juego espontáneo. En el enfoque metodológico empleado se ha adoptado el modelo de investigación-acción, a partir de una secuencia de ciclos dividida en cuatro momentos: planificación, acción, observación y reflexión, favoreciendo la participación de la comunidad educativa implicada en el proyecto. Se ha tratado de considerar la relación que existe entre los objetos y la simbología que la infancia realiza con ellos de manera espontánea en el ámbito educativo, un medio favo­rable para entrar en contacto con experiencias que traspasan el entorno del propio hogar contribuyendo a construir identidades y comprender el significado de lo comunitario más allá del espacio familiar. Es decir, la posibilidad de vivir estas primeras experiencias será fundamental para el desarrollo de la infancia en un ambiente vincular de calidad, en el bienestar y el bien ser que posibilitan la experiencia placentera y compartida del existir con otros en una relación de alteridad construida a través del juego.

Palabras clave: Instalaciones de Juego, infancia, juego espontáneo, creación simbólica, objetos.

Revista del IICE 49, Enero-Junio, 2021: 93-106. (2021).  PDF

La creación simbólica de la infancia en las “Instalaciones de Juego”: vínculos relacionales entre arte contemporáneo y educación inicial.

Resumen

Las Instalaciones de Juego es una propuesta educativa concebida desde la presentación estética e intencional de unos objetos específicos en un espacio transformable, que se dispone para favorecer las relaciones entre un grupo de niños y un adulto referente que acompaña los procesos simbólicos de la infancia, acogiendo las expresiones emocionales y favoreciendo el desarrollo de la capacidad simbólica que permite la evolución del pensamiento. En el juego espontáneo se observa una conexión cercana a la propuesta que realizan los artistas contemporáneos: la expresión y vivencia de sensaciones vinculadas a lo corporal, a las nociones espacio temporales, a los límites diferenciados y porosos entre el sujeto y los objetos y a la dialéctica alternante entre la presencia y la ausencia. Para desarrollar este artículo se ha elegido la metodología “investigación basada en artes visuales” y la Etnografía Visual que narra y significa el relato de las acciones de la cultura infantil. La conclusión principal es que las instalaciones de juego pueden ser un “lugar de símbolo” donde la infancia tiene la oportunidad de tomar conciencia y “hacer pensables” esas acciones con la presencia de un adulto que significa e inviste estos espacios que son metáfora de la vida de relación.

Palabras clave: Cultura Infantil. Instalaciones de Juego. Etnografía Visual. Procesos Simbólicos. Arte Contemporáneo

Revista: Revista Humanidades e Inovação v.8, n.33: 107-123. (2020) PDF

Interrelación entre el espacio y las acciones en las Instalaciones de Juego.

Resumen

El trabajo que se expone en este estudio es el resultado de una investigación realizada con un grupo de niñas y niños de 2-3 años en una escuela infantil del Ayuntamiento de Madrid y se basa en identificar la significatividad de las diferentes acciones e interacciones que se realizan en unos espacios lúdicos denominados Instalaciones de Juego, así como la cuestión de si el ser humano interioriza lo que proviene de la experiencia exterior a través de las acciones o “exterioriza” lo que se origina desde su propio mundo interior mediante éstas. En el enfoque metodológico empleado se ha adoptado el modelo de investigación- acción siguiendo una secuencia de ciclos dividida en cuatro momentos: planificación, acción, observación y reflexión, favoreciendo la participación de la comunidad educativa implicada en el proyecto. Las relaciones vinculares que se crean a través de los encuentros estables en estos espacios de encuentro, ofrecen la oportunidad de compartir procesos de acompañamiento cultural y transformación que contribuyen a descubrir la posibilidad de mejorar la realidad educativa, incluyendo e implicando a la comunidad de pertenencia y referencia.

 Palabras clave: Instalaciones de Juego, Relaciones, Juego espontáneo, Espacio, Acciones

Revista: Pulso. Revista de Educación, 43: 175-192. (2020) PDF

Las Instalaciones de Juego en contextos comunitarios: Centros de arte y espacios urbanos

 Resumen

El presente artículo narra tres diferentes experiencias realizadas a través de la propuesta de las Instalaciones de Juego en contextos comunitarios de “educación no formal” o ajenos al ámbito escolar: un centro de arte contemporáneo, un espacio social de participación ciudadana y el entorno urbano, La intención de estas experiencias de encuentro intercultural e intergeneracional es favorecer el vínculo de los niños y sus familias con las instituciones culturales, además de promover un “lugar de símbolo” que reconozca las identidades lúdicas del colectivo de interrelación a través del juego compartido y donde la infancia pueda expresar libremente el propio imaginario simbólico como expresión de sus necesidades psíquicas y afectivas : el deseo de crecer, la construcción de la identidad, el valor del cuidado, la empatía emocional y cognitiva o incluso el posible conflicto que conlleva la convivencia necesaria para habitar un mismo espacio y tiempo común.

Revista: Quehacer educativo, Nº 159, 12-17. (2020) PDF

 

Las Instalaciones de Juego: metáforas de la vida de relación

Resumen

Las Instalaciones de Juego son contextos lúdicos concebidos desde el encuentro y la intersección entre juego, arte y cultura. En estos espacios de relación, la infancia tiene la oportunidad de contar su propia historia y compartir ese relato, que es particular y universal, a través del juego. Son lugares de ensayo para los aprendizajes de la vida que desvelan la identidad del yo en el nosotros.

 Palabras clave: Instalaciones de Juego, arte contemporáneo, relatos, símbolos, relaciones, emociones, imaginario infantil.

Revista: Aula de Infantil, Nº 103, 28-32. (2020) PDF

 

 

 

La propuesta de las «Instalaciones de Juego»: metáforas del encuentro y la vida de relación

Resumen

Tras la publicación del libro El juego simbólico (2011) en el que se invitaba a (re)descubrir el significado de las acciones lúdicas que los niños realizan en contextos relacionales que son configurados con una intención estética, los autores revisan ahora la propuesta de las Instalaciones de Juego, concebidas como el lugar del símbolo en el que la infancia puede expresar libremente su imaginario a través de un relato comunitario que es metáfora de los diferentes encuentros con el mundo. El recorrido compartido de esta narración se articula desde la convergencia entre diferentes aportaciones, psicopedagógicas y referencias del arte contemporáneo, que fundamentan el sentido de este trabajo pensado para profesionales, investigadores y estudiantes del ámbito educativo, social o artístico, interesados tanto en la dimensión simbólica de los espacios y de los objetos, como en la posibilidad transformadora del juego.

Revista: Arqa (2020). La propuesta de las Instalaciones de Juego: metáforas del encuentro y la vida de relación, ARQA, PDF

 

 

Lugares de juego y encuentro para la infancia

 Resumen

En el presente estudio se recoge una investigación realizada en escuelas infantiles 0-3 años del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. En ella se pretende demostrar la necesidad de ofrecer propues­tas pedagógicas en este ámbito que contribuyan a potenciar el sentido educativo de esta etapa y permitan y favorezcan el desarrollo cultural y social de los procesos vitales de la infancia: las relaciones sociales, comunicativas y afectivas, el aprendizaje significativo y la elaboración de los procesos simbólicos mediante la creación de contextos de encuentro y relación a través del juego libre. Es decir, la propuesta didáctica se basa en la manera de enriquecer simbólicamente la cualidad de los ambientes de juego proyectados para la infancia, utilizando las instalaciones como espacios concebidos a partir del encuentro entre una propuesta estética del arte contemporáneo y la fundamentación pedagógica inspirada en la práctica psicomotriz Aucouturier. Este «diálogo» posibilita y favorece el juego presimbólico y simbólico en un contexto relacional.

 Palabras clave: juego; significado; espacios; relaciones; infancia.

Revista: Revista Ibero-americana de Educação, vol. 71: 37-62. (2016) PDF