Javier Abad y Ángeles Ruiz de Velasco (2021)
Imágenes: Javier Abad (2020).
A través de la escritura y la lectura (ambas acciones se nutren entre sí), quisiéramos compartir diferentes imágenes-palabra como aportación y propuesta para un cambio en el imaginario pedagógico y simbólico de toda la comunidad educativa. Desde nuestra labor como profesores de formación inicial y permanente, hemos reunido metáforas cotidianas de la escuela como reflexión para explicarnos de “otras” maneras.
Metáfora SOMOS…
Los árboles tienen la forma corporal del viento (Poema Zen de Zenrin Kushu).
Si nos preguntaran qué forma tiene el viento, sería difícil de explicar pues es no es visible. Pero el poema Zen lo explica de manera sencilla con una maravillosa metáfora, pues el aire en movimiento modela la forma del árbol con la fuerza de un vendaval o la suavidad de la brisa. E incluso, el sonido de sus hojas también dibuja en nuestro pensamiento lo que no es visible pues podríamos decir que son la “voz del viento” que habla en susurros.
Y no es solo un juego de palabras, sino de significados. Así, la Educación tiene sus propias metáforas para representar la realidad y concretar el hecho pedagógico. Es decir, para metaforizar nuestra labor diaria que está llena de “rutinas”, pero también de rituales. La metáfora textual o visual es el puente (una metáfora para explicarse a sí misma) entre los significados de distintas palabras, ideas o conceptos. Es decir, un trasvase poético o “préstamo de sentido” que elabora una nueva realidad y evidencia la sutil belleza del lenguaje desde el humor e inteligencia amable que introducen variables en las hipótesis y que solo son posibles explicar desde la analogía y el “como si”. Por tanto, una metáfora es una cosa y, al mismo tiempo, dice otra que permanecen unidas como el haz y el envés de una hoja, otra metáfora educativa. Lo real (denotativo o literal) y lo imaginario (connotativo y simbólico) envuelven a la idea mediante el juego de la palabra que se enriquece con nuevas perspectivas o (des)enfoques de la mirada y el pensamiento para convertir la descripción en narración. O como un “andar de puntillas” por el lenguaje.
Existen metáforas en el ámbito educativo quizás ya conocidas como la idea de expresar la unión mediante el “tejido”, el proyecto común a través del remo en la misma “barca” o el “iceberg” que apenas muestra una mínima parte de la realidad. Y otras comunes que deben ser ya revisadas si se imagina al educador como una “brújula” o guía pues significaría que alguien va delante y otros detrás, cuando la idea es mucho más poderosa si caminamos juntos como acompañantes de vida. Es por ello, que la lúdica del lenguaje debe ser nuestro mejor aliado, no solo en la transformación de ese imaginario docente, sino también una buena ayuda que nos ofrece los mejores argumentos para construir el relato de nuestra labor cuando comunicamos con las familias y otros profesionales.
Por ello, la Educación se explica a sí misma desde la diversidad que expresan los procesos de construcción comunitaria que dan sentido a nuestra vocación y que, más allá de una definición eficaz, usa el poder de la palabra para la persuasión con estas 10 metáforas:
- La metáfora del Bambú
Comenzamos con una metáfora prestada que podemos contextualizar en el ámbito de la Educación Infantil: sabemos que la planta de bambú tiene el record de crecimiento rápido en el mundo vegetal. Su semilla puede tardar hasta siete años en brotar, pero cuando asoma al exterior y en tan solo seis semanas… ¡crece más de 30 metros! ¿Y cuál es su secreto? Durante el tiempo que permanece invisible bajo tierra, va generando lentamente un complejo entramado de raíces horizontales que sostendrán después su espectacular desarrollo. Si pensamos ahora en la metáfora y su relación con la infancia, también debería tener ese tiempo lento para crecer “por dentro”, en la quietud y el bienestar que los adultos deberíamos respetar en la espera y la escuela saber escuchar, pues ese sustrato enraizado es la constitución de ser humano que será para toda la vida.
- Los niños ya NO son esponjas
¿Quién no ha dicho o escuchado alguna vez esta metáfora de la infancia? Es tiempo de revisarla desde un nuevo imaginario que cuestione la visión y comprensión de los niños como objetos porosos que absorben todo lo que el adulto o el entorno solicita. Sin una mala intención, por supuesto, pensamos en ellos como “objetos” a (re)llenar y se ha convertido en una expresión instalada en el lenguaje educativo. Pero… ¿y si invertimos la metáfora y les consideramos mejor como el elemento vivo y dinámico por el que fluye la vida y por el que entran y salen las ideas? Entonces ya no serán esponjas, sino el agua.
- La pluma de la película de Forrest Gump
Si la vida es como “una caja de bombones” (otra metáfora), Robert Zemekis, el director de la famosa película realizada en 1994, quiso explicar que todos somos como una pluma en el viento, a la deriva de la vida y el destino que nunca tiene un rumbo fijo y es traída y llevada por la corriente de los acontecimientos. Su vuelo errático, al principio y al final del filme, simboliza lo impredecible de nuestra existencia e incluso, que todo puede cambiar con un golpe de fortuna o azar que desbarata cualquier proyecto y expectativa.
Como metáfora en Educación, podemos asociarla a la necesaria gestión del cambio y la acogida de lo inesperado y la incertidumbre. La volátil situación del día a día depende de muchas circunstancias imprevistas que nos invitan a fluir y atender lo importante (antes que lo urgente) para dar sentido a los acontecimientos no dependen solo de nosotros. Y ser conscientes de la mejor solución posible es dejarse llevar y abandonarse.
- La metáfora del clip
Cuesta creer que el sencillo diseño de un clip lleve conviviendo con nosotros desde hace tres siglos. De autoría anónima, su diseño original permanece intacto desde 1899. Es el “diseño perfecto” pues con apenas un trozo enrollado de alambre, elástico y rígido al mismo tiempo, es posible sujetar papeles entre sí de manera efímera o no permanente. Es decir, mínima cantidad de material, máxima funcionalidad. Además, es una pequeña escultura de bolsillo (hay artistas que lo utilizan como materia prima para sus obras). La metáfora de la sencillez y su “eficacia” trasciende en estrategia en el contexto educativo.
- El aire de la pelota
En un antiguo episodio de la serie “CSI Nueva York”, se presentaba el caso del asesinato de una mujer. Su marido, en el duelo, se deshace de sus vestidos, fotografías y todos los recuerdos excepto una pelota de playa. Cuando el investigador le pregunta el motivo, pensando que la respuesta sería que era un regalo especial de su esposa ahora fallecida, él contesta: “su aliento permanece ahí guardado para siempre”. Es decir, ella la había inflado y contenía el aire que había estado en su interior. Y ahora es un símbolo de vida.
La metáfora educativa está lejana de esta historia, pero sí creemos que es cercana a la idea de que lo esencial o lo no visible, ofrece realmente la forma exterior y aparente de las cosas y los conceptos. Así, el aire interior no es el aspecto que más define la pelota a simple vista, sino su color, materia, forma, tamaño y uso. Pero sin él, el objeto solo sería un trozo de plástico inutilizado para el juego. El aliento sería pues, el sentido de nuestra acción educativa que nos invita en la escuela, no al hacer, sino a pensar porqué hacemos.
La metáfora relacional y la casa de tod@s
Es esa que nos explica y nos une en la vida de relación para expresar lo inefable o aquello que no puede ser dicho, explicado o descrito con palabras por tener diferente naturaleza o sustancia, por ser sutil o basada en la evocación de procesos divergentes y singulares.
La “experiencia metafórica” compartida realiza un traslado del sentido semántico de la palabra y las ideas, a la interacción lúdica y afectiva de las personas. Así, esa construcción comunitaria de la metáfora relacional no puede ser expresada de otra manera, pues necesita de otros para el encuentro en su significado. La metáfora en relación colabora entonces para describir semejanzas y no comparaciones que representen esos valores e ideales compartidos por una misma comunidad de interpretación (en nuestro caso, la Educación). El colectivo que se representa a través de las metáforas, amplia y significa su sistema de valores al sentirse reconocido socialmente mediante un lenguaje propio que otorga sentido de pertenencia y diversidad en la intención del mensaje pedagógico.